viernes, 17 de febrero de 2012

Dos curas colombianos contrataron a sus propios asesinos

Intentaban ocultar que padecían una enfermedad incurable, se cree que sida. La idea era simular un robo, pero uno de los sicarios confesó que les habían pagado por matarlos.

Paradojas del destino, el plan, que ellos habían imaginado perfecto, dejó cabos sueltos y terminó poniendo en las primeras planas lo que lo que pretendían ocultar. La enrevesada y trágica historia la protagonizaron dos curas colombianos que para evitar que saliera a la luz que se habían contagiado una enfermedad incurable –se cree que sida- contrataron a sus propios asesinos. La idea era fingir un asalto, pero la investigación del caso fue más allá y terminó ventilando el secreto que buscaban llevarse a la tumba.

Rafael Reátiga (36) y Richard Píffano (37) eran dos párrocos de las iglesias Jesucristo Nuestra Paz y San Juan de la Cruz, enclavadas en una zona pobre del sur de Bogotá. En enero del año pasado una noticia conmovió a la comunidad religiosa: los curas habían sido asesinados a balazos en el interior de un auto. La primera hipótesis que se manejó fue la de un homicidio en ocasión de robo, ya que les habían quitado todas sus pertenencias y objetos de valor.

Pero las declaraciones de varios testigos comenzaron a hacerle ruido a los investigadores, que vieron cómo se desmoronaba la conjetura inicial. Allegados a los sacerdotes confesaron que los curas habían dejado varios temas resueltos antes de la fecha de su muerte. Ambos habían rechazado todo compromiso posterior al 26 de enero, incluido el bautismo de un familiar de uno de ellos. Y el otro, sorpresivamente y sin razón aparente, pasó todos sus bienes a nombre de su madre. Un mes antes, en plena misa, el padre Rafael les había pedido a los feligreses que rezaran por él.

Los investigadores comenzaron entonces a analizar los teléfonos celulares de las víctimas y encontraron allí las comunicaciones que habían mantenido con dos sicarios. Uno de ellos confesó que los sacerdotes les habían pagado unos 9.200 dólares (casi 40.000 pesos argentinos) por matarlos en lo que pretendía ser un robo. La mitad del pago se lo entregaron dos días antes de cumplir el encargo, y el resto, minutos antes de la ejecución.

Fuentes de la fiscalía que investiga el caso citadas por el diario El Tiempo revelaron que los curas buscaban evitar el deterioro físico que provocaría la enfermedad y no querían que sus familiares ni feligreses se enteraran que se habían contagiado. Las pericias practicadas en sus cuerpos confirmaron que padecían una enfermedad que, no obstante, no fue revelada. Antes del cumplir con el pacto de muerte, ambos viajaron al espectacular Cañón de Chicamocha, a modo de viaje de despedida.

Los curas se contactaron con los asesinos a sueldo a través de un conocido al que le habían dicho que necesitaban custodios armados. A los sicarios les confesaron que recurrían a ellos porque previamente habían intentado suicidarse pero no lo habían logrado.

Familiares de los sacerdotes rechazan la versión del asesinato por encargo y la tildan de “poco creíble”.

La investigación reveló que los curas, ocultando su condición y con un marcado perfil bajo, eran habitués de boliches gay de la capital colombiana. Ambos habían nacido en Santander y se llevaban poco más de un año. Sus caminos se unieron en el seminario, donde se hicieron inseparables. Hasta el final.

Fuente: Clarín

miércoles, 1 de febrero de 2012

Sacerdote "timbeó" la plata de la parroquia

Un monseñor yanqui fue condenado a pasar 3 años en prisión por apostar dinero de la iglesia donde profesaba en los casinos de Las Vegas.

El sujeto tiene una severa adicción al juego. Un sacerdote católico de Las Vegas, en los Estados Unidos, fue condenado a pasar tres años en prisión por usar fondos de su parroquia para apostar.

Monseñor Kevin McAuliffe estaba acusado de llevarse US$650,000 de su congregación que gastó en los casinos de la ciudad. 

La defensa de McAuliffe pidió libertad condicional para que pudiera continuar con sus labores sacerdotales y asistir a terapias contra su adicción a los juegos, pero la petición no fue aceptada por el juez.

Fuente: Cronica

El cura se fue de juerga

Un religioso italiano había comentado que iba a viajar para tener un espacio de reflexión, meditación y modestia. Sin embargo, tomó el crucero siniestrado, donde gozó con el lujo, la frivolildad y el exceso.

El retiro espiritual al que el cura Massimo Donghi, ‘don Max’, dijo a sus feligreses que se iba, resultó todo una farsa.

El religioso estaba de juerga en el naufragado crucero Costa Concordia, un barco de lujo, con fiestas, comidas y cenas, piscinas y jacuzzi. 

Lo opuesto al silencio, la meditación y el rezo. La verdad salió a la luz tras el naufragio y el mensaje de la sobrina del cura en Facebook dando aviso de que ella, su abuelo y su tío estaban bien. Según Il Corriere Della Sera, que cita a Leggo.it, Massimo Donghi, responsable para la zona de Besana de las oraciones, la catequesis y de la unión pastoral juvenil, ha sido descubierto en su mentira: nada de retiro espiritual sino vacaciones de crucero con sus familiares, una sobrina y su madre.

El mensaje de su sobrina en Facebook, tras llegar a la costa huyendo del naufragio, para avisar a parientes y amigos de que su abuela, su tío y ella estaban bien destapó lo que su don Massimo se había esforzado en ocultar.

Ahora, los feligreses de Besana Brianza quieren una aclaración. ¿Será Don Max capaz de argumentar que en un crucero se puede encontrar también el silencio y la meditación?

Fuente: Crónica

Sacerdote alemán confesó haber cometido 280 abusos sexuales a menores

Un sacerdote católico alemán, acusado de pedofilia, confesó a la corte que lo juzga en Berlín haber cometido 280 abusos sexuales a menores de edad.

El hombre, de 46 años, de la Baja Sajonia, especula con que al admitir el hecho pueda recibir una reducción de su condena, informó hoy el diario Braunschweiger Zeitung.

El párroco está bajo arresto domiciliario desde mitad de junio del año pasado, acusado de haber abusado de tres menores en 2004.

Las víctimas, niños de entre 9 y 15 años, frecuentaban la parroquia de los Santos de Salzgitter-Lebenstedt y compartieron vacaciones con el sacerdote, que los llevó a París, a los parques de Eurodisney y a Salzburgo, entre otros lugares.

Fuente: Diario Textual