La religiosa yanqui había dicho que un sujeto la había ahogado y luego abusado. Pero en realidad, tuvo relaciones con un hombre que entró por detrás del convento.
Una monja confesó una mentira: les dijo a los policías que fue atacada sexualmente y que la dejaron inconsciente en un banco de nieve.
Después empezar una búsqueda policial sobre un corpulento hombre negro, la mujer blanca de 26 años, perteneciente a los Apóstoles del Infinito Amor en East Flatbush, cerca de Nueva York, en Estados Unidos, se retractó.
Dijo a los policías que inventó la historia en un intento de encubrir un sexo consensual con un trabajador de una tienda.
Una mujer con vestimenta religiosa que abrió la puerta del convento, dijo que la monja se identifica como María Turcotte, quien sufrió una “ruptura emocional” lo cual hizo que inventará su excusa.
“No pasó nada, nada de eso”, dijo la mujer, que no quiso dar su nombre. “Se comprobó que todo era falso. No fue culpa de ella. Ella va a salir y vamos a conseguirle ayuda”.
El convento parece estar vinculado a una orden religiosa con sede en Canadá fundada en 1960, por un cura apartado del sacerdocio católico, que se ordenó a sí mismo.
Turcotte dijo que ella se dirigía la noche del 22 de enero, cuando un matón le tendió una emboscada, la ahogó hasta que perdió el conocimiento y la arrastró.
Dijo que se despertó en la nieve con su ropa interior abajo y sus pechos al descubierto. Ella dijo que fue tratada en un hospital y buscó el consejo de su Madre Superiora.
La policía fue informada de la violación el pasado jueves, y puso una alerta pidiendo la ayuda del público para encontrar a un sospechoso, que se describió como un hombre negro, de 40 a 50 años de edad, de 1,95 metros y de 125 kilos.
La Policía dio a conocer un boceto, pero no creyeron que un hombre pueda arrastrar a la monja por las calles sin ser descubierto.
Cuando Turcotte se retractó, su excusa fue que necesitaba una historia para encubrir su verdadero encuentro sexual: con un empleado de una tienda, que se coló en el convento por la puerta trasera. La policía no le ha acusado de ningún delito.
Fuente: Crónica
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